La infraestructura de carga es un reto significativo para los vehículos eléctricos, y en países como Holanda, esta situación es aún más crítica. A pesar de ser uno de los líderes en la adopción de coches eléctricos, prácticamente 200 cargadores se están quedando fuera de servicio, y la causa puede sorprenderte.
A nivel europeo, se está realizando un esfuerzo para promover la transición a coches eléctricos, pero la realidad es que la instalación de cargadores sigue siendo una tarea pendiente. A un año de la normativa impulsada por Bruselas, muchos países aún no han realizado avances significativos. Holanda destaca por su ambición de modernizar su flota de vehículos. Actualmente, cuenta con más de 4,000 estaciones de carga disponibles.
Sin embargo, se prevé que esta cifra se reduzca a la mitad en los próximos cinco a diez años, cuando estas estaciones sean reemplazadas por electrolineras y otras soluciones de carga. A pesar de este progreso, la red de cargadores eléctricos en el país de los tulipanes enfrenta desafíos inesperados. Vattenfall, la compañía eléctrica responsable de una red de cargadores públicos en Brabante, reporta que muchas de estas estaciones están fuera de servicio, afectando a los residentes locales.
Cargadores que dependen del agua para funcionar
El problema no se debe a vandalismos ni inconvenientes comunes, sino a un fenómeno curioso relacionado con el agua. Según reportan medios locales, los 190 cargadores que están paralizados no están operativos debido a que sus conectores requieren contacto con el agua subterránea para funcionar correctamente. Aunque esto pueda parecer contradictorio, es un hecho que el agua actúa como un conductor esencial en este caso.
En términos técnicos, el conector de tierra de estos cargadores necesita estar en contacto con el agua para minimizar la resistencia eléctrica. Si el nivel freático es demasiado bajo, la resistencia aumenta, lo que impide el funcionamiento del cargador, explicaron fuentes de Vattenfall.
Una solución necesaria para el futuro de los cargadores eléctricos
Vattenfall ha confirmado que están trabajando en reparar este problema, lo que lleva aproximadamente tres semanas de trabajo por técnico. Esto incluirá ajustes en la profundidad de los conectores de tierra para asegurar un contacto adecuado con el agua, incluso en periodos de baja humedad. Reducir la resistencia es clave para mejorar la eficacia de la conducción eléctrica y evitar problemas de funcionalidad, pero también para garantizar la seguridad de todos los usuarios que dependen de estos cargadores.
Este caso nos lleva a reflexionar sobre la necesidad de una infraestructura sólida y bien diseñada para el futuro de la movilidad eléctrica en Europa. Con un enfoque adecuado, se pueden superar estos obstáculos y garantizar la funcionalidad y seguridad de los cargadores eléctricos.
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